marzo 15, 2015







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Cuando Apple lanza un nuevo dispositivo al mercado o cuando modifica una de sus gamas para segmentarla en función de sus intereses generalmente se suele tomar esta segmentación de forma exagerada y es exactamente lo que ha pasado con el nuevo MacBook. Su aparición en el mercado ha sido el detonante de un buen montón de suposiciones acerca del futuro del resto de productos de la compañía.

Cuando acabo la Keynote, el pasado lune escribí un artículo corto y sincero sobre lo que representaba para mi el nuevo MacBook, “El nuevo MacBook: el iPad para los que no quieren un iPad“.
De hecho, el nuevo MacBook tiene muchas más cosas en común con el iPad de lo que parece en un principio y que Apple lo comercialice en tres colores lo sitúa de forma más o menos consciente más cerca del tablet que de los ordenadores.
Me gustaría retomar ese artículo explicando las razones del mismo y ampliándolas, ya que el nuevo MacBook es para mi un experimento de Apple, una cuña metida entre dos gamas en busca de proteger los intereses de la compañía.

Pero empecemos por el iPad

Las cifras de ventas del iPad no pasan por su mejor momento y es o es algo que ha reconocido Apple. El iPad, como tal, no es un dispositivo como el teléfono que el usuario tiene la necesidad de cambiar cada año sino que tiene un ciclo de renovación más largo. EL motivo de este ciclo de renovación no es precisamente un problema técnico como tal sino un problema de uso. Para el uso que se le está dando no es necesario cambiarlo cada año en busca de mejoras notables a pesar de que Apple ha hecho un importante esfuerzo en integrar en este dispositivo cualidades impensables como una extremada delgadez, una larga autonomía y sobre todo un alto rendimiento. Solo hay que utilizar un iPad Air 2 durante unos minutos para darse cuenta que es muy rápido y tiene un alto rendimiento en la realización de tareas de todo tipo.
El problema del iPad, y es quizás “el gran problema”, es que para el usuario del dispositivo resulta complicado utilizarlo para generar información. Es muy cómodo para consumir contenido pero crearlo es otro cantar. Hay dos razones para ello: la integración del teclado y la gestión de archivos.
Teclear en un iPad puede ser cómodo o menos cómodo, pero el problema principal de la integración del teclado es que al utilizarlo perdemos un gran porcentaje de la pantalla. Si te has sentado a escribir (de verdad) en un iPad, te habrás dado cuenta que para obtener una vista general de lo que estás escribiendo y realizar las correspondientes ediciones de fallos y cambios hace falta mucho trabajo, mucho más que con un ordenador tradicional ya que en sí es poco flexible. Cuando, entonces, tienes un porcentaje reducido de la pantalla para trabajar ya que gran parte del mismo la ocupa el teclado y la edición de textos y modificaciones al documento llevan más tiempo del habitual al final abandonas, utilizas el iPad para el consumo de contenido y eso implica que no vas a necesitar cambiar el dispositivo con mayor frecuencia porque necesitas más potencia para poder abordar una mayor carga de trabajo. Simplemente la cantidad de tiempo (comparativa) que se pierde en ese trabajo acaba desplazando al iPad como herramienta productiva salvo que tengas mucha voluntad y tiempo para utilizarla.
El segundo problema del iPad es la forma en la que tiene a ahora de tratar los archivos. Para trabajar con archivos con un iPad tienes que cambiar totalmente el paradigma que has aprendido con los sistemas operativos de escritorio, orientados al documento y no a la aplicación como ocurre con el iPad. Además, el mover documentos entre aplicaciones o sistema de almacenamiento, herencia del sandboxing como medida de seguridad, es una tarea pesada e incómoda y al final no puedes reorganizar todos los documentos de un proyecto en una sola carpeta sino que están salpicados aquí y allá entre aplicaciones.
Para solucionar este problema Apple incluyó en iOS 8 las extensiones como forma de transferir información entre aplicaciones: el problema es que esta forma de transferir información no es intuitiva como tal, mucha gente desconoce que puede hacerlo y en ocasiones no queda claro el proceso, por no hablar de que muchos desarrolladores no han aprovechado las características de las extensiones y el usuario se ve forzado a recordar cada pequeña idiosincrasia de las aplicaciones que ha comprado.
Sin embargo, estos cambios, por profundos que sean, no acaban de funcionar. El usuario común, que no tiene conocimientos ni tan siquiera “medios” sobre tecnología desconoce que esas opciones están ahí, le cuesta acceder a ellas y acaba teniendo ataques de ansiedad por lo que le cuesta hacer las cosas. Y por eso no renueva el iPad o no se compra otro tablet.
Conforme el problema con el iPad se ha ido agudizando, resulta evidente que en Apple decidieron adelantar un par de pasos y buscar una solución a este problema. Es decir, satisfacer las necesidades de esos usuarios que necesitan algo parecido a un iPad en términos de potencia y portabilidad “pero” no acaban de hacerse con el iPad como herramienta productiva.
Así que Apple se puso a trabajar en el nuevo MacBook. El objetivo de Cupertino era conseguir en la medida de lo posible solucionar todos los problemas que ocasionaba el iPad al usuario y ofreciendo la misma experiencia de uso del mismo, es decir, la misma portabilidad con un form factor reducido, la misma pantalla de calidad, la autonomía e incluso, los colores del dispositivo.
Para alcanzar todas esas metas, Apple ha tenido que innovar en una buena serie de campos añadiendo tecnologías de todo tipo: desde el teclado pasando por el trackpad hasta las baterías, la placa base… en resumidas cuentas, todo o casi todo lo que hay en el MacBook es experimental, en todos los sentidos. La parte buena de esto es que muchas de estas tecnologías acabarán en otros ordenadores y dispositivos de la compañía y la mala es que los early adopters del MacBook las tienen que pagar a precio de latinio dorado.

Entornos controlados

El nuevo MacBook, al igual o incluso peor que el iPad, es un dispositivo para entornos controlados. Cuando hablamos de un entorno controlado, hablamos de una serie de ubicaciones en las que sabemos que vamos a poder utilizar nuestro dispositivo porque tenemos acceso a información almacenada en lugares remotos debido a las limitaciones propias en la capacidad de almacenamiento de nuestro MacBook o en el uso que le vamos a dar, ya que generalmente requeriremos de una conexión a internet permanente o casi permanente.
El argumento de venta de Apple al respecto del MacBook es que ahora todo es inalámbrico. Perfecto, no hay problema, pero en muchos sitios no hay conexión inalámbrica. Y si vas a usar el MacBook en entornos variables de conectividad, quizás no sea una máquina tan perfecta como nos la venden porque si no puedes conectar con tus archivos lo mismo te da llevar un MacBook que un tablet de 50 euros. Precisamente por eso el entorno controlado para el usuario de este ordenador es esencial: lanzarse a la carretera si saber si vas a tener conexión a algo imposibilita bastante su uso. Vale, puedes acompañarlo de un iPhone y una tarifa de datos jugosa, pero ves sumando el desembolso económico de todo el entramado.

El puerto

La otra “movida” es el puerto. OK, es un iPad en versión Mac así que si en un iPad solo hay un puerto, ¿para qué vas a utilizar más en un MacBook siendo un sustituto del iPad?.
El uso del conector USB-C es estupendo para este dispositivo porque tapa, a su manera, todos los posibles usos de intercomunicación con el exterior de forma física (discos duros, pendrives, pantallas y proyectores) a costa de llevar un collar de dongles (y a un precio, señores), pero de ahí a enterrar el uso de puertos en el resto de los portátiles de Apple hay un trecho y largo. Los “testigos del USB-C” aseguran que en el nuevo milenio Apple habrá eliminado los puertos USB tradicionales, Thunderbolt y el conector MagSafe.
Mientras que los puertos tradicionales USB si acabarán siendo desplazados en un futuro, otros tipos de puertos están y seguirán allí en las máquinas profesionales y para usos genéricos: hay que pensar que no debemos mirar en nuestro entorno más cercano para establecer una “media de uso generalizada” ya que hay millones de usuarios con necesidades especiales que requieren que cierto tipo de tecnologías se mantengan para justificar la inversión adicional que han hecho. Un entorno cambiante (y mareante) a este respecto ocasionará una fuga masiva de usuarios a una plataforma que les permita mantener una estructura estable de hardware que pueda ir migrando de forma paulatina.

Últimas palabras

Lo peor que se puede hacer cuando Apple lanza un nuevo equipo es “subirse a la parra” y pensar que desde ese punto “todo el campo será orégano”. La compañía de Cupertino tiene que atender muchos mercados y aunque es muy valiente a la hora de tomar estas decisiones, siempre ha permitido hacer transiciones más o menos suaves ofreciendo otros equipos en gamas alternativas hasta realizar un cambio total. ¿Eliminará el puerto USB tradicional? Sí, claro, pero no de forma inmediata ni en todos sus ordenadores. ¿Eliminará Thunderbolt? De la gama profesional y los modelos más altos de la gama del iMac ya te puedo asegurar que no, ya que USB3 no es capaz de competir con Thunderbolt cuando se elimina el cuello de botella de los discos duros mecánicos. ¿Eliminará MagSafe? En absoluto y las razones son tan claras que si no las ves es que no has entendido nada de este artículo.
Al final el MacBook es un ordenador que viene a suplir un agujero en las gamas de Apple y es además un proyecto experimental sobre el que se aprovecharán muchas de las gamas de producto de Apple. Pero tomarlo como punto de partida para que todo “sea así” a partir de ahora porque esa es la apreciación de una serie de personas que no son capaces de ver de forma más amplia lo complicado y espinoso que es el mercado de los ordenadores y solo ven el pequeño fragmento que les rodea es muy, muy arriesgado. Sobre todo cuando la división de ordenadores de Apple está funcionando tan bien comparativamente con otras empresas y Cook no es tan tonto como para darse un tiro en el pie.

marzo 14, 2015

Las 22 librerías más bonitas del mundo

Las 22 librerías más bonitas del mundo
Autor: 
martes, 02 diciembre 2014
Descubre algunas de las tiendas de libros que te harán soñar con el próximo viaje.

Las librerías son uno de los lugares en los que la imaginación vuela. Entre pasillos de libros, la luz tenue, la magia que esconde cada página… es sencillo dejarse llevar. Si te gusta leer y cuando viajar siempre acabas entrando en más de una, prepárate porque Skyscannerte trae una lista con las 22 librerías más hermosas del mundo. 

Paraísos literarios, estas librerías son sólo unas pocas de las muchas que hay en el planeta, seleccionadas para darte ideas. Así, cuando viajes, sabrás donde saciar tu sed de libros. Algunas son históricas, otras están ubicadas en lugares tan curiosos como una antigua estación de tren, otras han apostado por una decoración tan increíble que te cortará la respiración. Sigue leyendo e inspírate, porque este viaje por las librerías más bonitas del mundo acaba de empezar. Y llega lleno de estanterías a rebosar de libros hasta el techo. 


1. Livraria Ler Devagar – LisboaPortugal

Una librería modernísima situada en un antiguo almacén industrial textil, la librería Ler Devagar es un lugar increíble. Está en la LX Factory, en el barrio de Alcántara de Lisboa y comparte espacio con agencias de publicidad, tiendas de diseño y galerías de arte. Un espacio abierto en el que siempre suceden cosas y en el que te puedes tomar un café mientras le echas un vistazo a la escultura de la mujer voladora en bicicleta que preside el lugar. Los domingos, además, se convierte en un mercadillo de antigüedades y artesanía. ¿Podemos pedir más?

© Isabel campos / Livraria Ler Devagar


2. Barter Books – Alnwick, Reino Unido

Ubicada en una estación de tren victoriana en un pueblecito de Inglaterra, Barter Books es un lugar propicio para la historia. Esta librería de segunda mano, una de las más grandes de su tipo, abrió sus puertas en 1991 y es curiosa porque se pueden intercambiar libros en ella. Si os suenan los famosos posters de la II Guerra Mundial del “Keep Calm and Carry On”, que sepáis que se descubrieron aquí en una caja de libros antiguos comprados en una subasta y desde entonces se han convertido en todo un fenómeno. 

© Dave Morris / Flickr



3. Librería Acqua Alta – VeneciaItalia

Una librería como la Acqua Alta sólo podría existir en Venecia. Entre este caos de más de 100.000 libros que están literalmente por todas partes hay auténticas joyas, pero para encontrarlas tendréis que mirar en barcos, bañeras e incluso en una góndola que tiene dos pasajeros. Su dueño, Luigi Frizzio, es un veneciano de más de 70 años al que le encanta aconsejar a los visitantes. Con vistas a uno de los canales de la ciudad y con varios gatos como residentes permanentes, el lugar no podría ser más increíble.

© Aubrey Dunnuck / Flickr


4. Cook and Book – BruselasBélgica

Cook and Book es una curiosa (y preciosa) combinación entre librería y restaurante. En el corazón de Bruselas y del tamaño de un supermercado, está dividida en 8 espacios y una sección de música, cada uno con un diseño diferente y un espacio gastronómico a conjunto. Desde el Fiat 500 vintage de la sección de gastronomía hasta la caravana que ocupa el espacio dedicado a los libros de viajes, pasando por el espacio dedicado a la literatura, en la que 800 libros cuelgan del techo. Así, ¿a quién no le dan ganas de leer? Te gustará tanto que querrás quedarte para siempre. 

© Cook and Book


5. Atlantis Books – Santorini, Grecia

Encalada y recortada contra el cielo azul de las islas griegas, Atlantis Books acaba de cumplir los 10 años y es el proyecto de un grupo de amigos de Chipre, Inglaterra y los Estados Unidos. En un lugar en el que la gente va en busca de atardeceres, este proyecto precioso incita a soñar con nuevos mundos de la mano de los muchos autores que pueblan sus estanterías (además de los gastos, por supuesto). Así que si viajas a Santorini escápate un rato, refréscate entre sus salas e inspírate para la próxima aventura. 

© Cara Tobe / Atlantis Books


6. Livraria Lello e Irmao – Oporto, Portugal

En el país de la “saudade” era inevitable que hubiera más de una librería preciosa. La Lello e Irmao de Oporto es una de las que tienen más historia y toda una joya del arte. Esta librería tan encantadora se fundó en 1869 y ha sido nombrada más de una vez “la librería más bonita del mundo”. Aunque quizás lo que la hizo más famosa fue ser el set de rodaje de algunas escenas de las películas de la saga de “Harry Potter”. No os perdáis la preciosa escalinata de madera ni las vidrieras que decoran el techo y tiñen el espacio de colores. 

© Javier Caro / Flickr


7. Ateneo Grand Splendid – Buenos AiresArgentina

Otro clásico, el Ateneo Grand Splendid es posiblemente la única librería del mundo situada en el interior de un teatro (el Grand Splendid del nombre). Este espacio espectacular ha respetado la increíble arquitectura del teatro, a la que ha añadido hileras de estanterías de libros que descansan entre la cúpula pintada, los balcones originales y hasta el telón de terciopelo original. Si te apetece ojear alguno tranquilamente siéntate en uno de los sillones que están por todas partes. En el escenario, que ahora es un restaurante, suele haber un pianista que le pone hilo musical a la experiencia. Irrepetible. 

© Longhorn Dave / Flickr


8. The Last Bookstore - Los Ángeles, Estados Unidos

La librería independiente más grande del sur de California, The Last Bookstore es el paraíso. Ubicada en lo que antiguamente era un banco, han sabido conservar con gracia sus columnas de mármol y puertas gigantes para convertirlas en el hogar de cientos de miles de libros. El espacio es diáfano, luminoso y una verdadera maravilla que le robaría el corazón a cualquiera. Además de organizar actividades, conciertos y mercadillos de libros de segunda mano, te recomendamos que te adentres en el “laberinto” en el que están los libros de 1 dólar. 

© James Martínez / The Last Bookstore


9. Shakespeare and Co – ParísFrancia

Protagonista de películas y hoy en día casi más lugar turístico que librería, la Shakespeare and Co está casi al lado de la catedral de Notre Dame de París y no podía faltar en esta lista. Es un lugar algo caótico y estrecho en el que cuesta mirar libros por la falta de espacio (en especial si está llena de turistas) pero tiene un gran poder de seducción. En su primer piso se alojan los viajeros que trabajan algunas horas cada día en la librería. Y abajo hay un pozo de los deseos al que muchos arrojan monedas. 

© Luciano Mortula / Shutterstock.com


10. Librería El Péndulo – Ciudad de MéxicoMéxico

La “cafebreria” El Péndulo es otra de las que han sabido aunar libros y cafés con estilo y sin perder ni una pizca de calidad. Aquí además de ojear entre los muchísimos títulos que llenan las paredes, se puede desayunar, comer o cenar mientras se disfruta de música en directo, recitales de poesía y monólogos de humor. El espacio es diáfano y la vegetación asoma por muchos rincones, llenando la librería de un aire muy especial… e invitando a quedarse horas. 

© El Péndulo


11. Librería Bardón – MadridEspaña 

Fundada en 1947 en la plaza de San Martín, es hoy la librería anticuaria de referencia en España. ES un espacio emblemático en el corazón de la ciudad en la que se pueden encontrar verdaderas joyas de la literatura. Sólo tenéis que cruzar la puerta y oler el aroma de los libros con historia de duermen en sus estanterías, esperando que alguien les rescate. 

© Librería Bardón


12. The Bookworm – PekínChina

“Bookworm” es cómo la palabra que usan los anglosajones para referirse a lo que nosotros llamamos “ratas de biblioteca” y seguro que en la librería The Bookworm de Pekín hay muchos. Y no nos extraña nada. Este espacio es la principal librería en inglés de la ciudad y se ha convertido en un verdadero centro de actividad cultural. Con más de 16.000 títulos en su haber, pasar un buen rato entre estanterías es un placer. Lo mejor es que cuando te canses te puedes tomar un respiro en su precioso restaurante. 

© The Bookworm


13. Librairie des Colonnes – TángerMarruecos

La “librería de las columnas” es un espacio pequeño pero lleno de “charme” francés en pleno Tánger. Detrás de su escaparate de cristal y unas columnas rojas se esconde un lugar único lleno de libros en inglés, francés y castellano por el que han pasado grandes como Beckett o Marguerite Yourcenar. Sus dueños, Pierre Bergé y Simon-Pierre Hamelin, la cuidan con esmero y organizan todo tipo de eventos  como firmas de libros, proyecciones de películas o veladas musicales. Después de callejear todo el día por el caos de Tánger, entrar aquí es hacerlo en un oasis de calma. 

© Livrairie des Colonnes


14. Scarthin Books – Peak District, Reino Unido

A la orilla de un lago en el pueblecito de Cromford (en la comarca de Derbyshire) en el que se refleja a diario, Scarthin Books afirma ser la “Librería con más encanto” del Reino Unido y tienen toda la razón. Preciosa y llena de estanterías a rebosar de libros nuevos y de segunda mano, es un pequeño paraíso perdido en medio de la campiña inglesa. Luchadores y resistentes contra la expansión de las grandes cadenas, compensan su tamaño con una personalidad única imposible de copiar. Cruzar sus puertas es entrar en otro mundo. 

© Scarthin Books


15. Librería AltaÏr – Barcelona, España

La librería Altaïr de Barcelona es la librería especializada en viajes más grandes de Europa y posiblemente una de las más hermosas. Situada en pleno Eixample, junto a la Universidad y a pocos pasos de Paseo de Gracia y la Plaza Catalunya, llevan décadas haciendo soñar a los viajeros con su próxima aventura en un espacio diáfano, amplio en el que las columnas de hierro que sostienen la estructura son un elemento decorativo más. Coge una guía, siéntate en uno de sus sofás y deja volar la imaginación. 

© Librería Altaïr


16. Bart’s Books – Ojai, California, EEUU

Si te gusta leer y estás en California, no te pierdas Bart’s Books, en Ojai. Fundada en 1964 por Richard Bartinsdale es una de las librerías al aire libre más grandes del mundo y está prácticamente abierta a todas horas. Con estanterías que dan a la calle, otras en un patio interior en el que brilla el sol y una disposición que se convierte en un juego para los lectores, te sorprenderá. Por algunos libros puedes pagar incluso la voluntad… 

© Brett Childs / Bart's Books Ojai


17. Livraria Da VilaSao PauloBrasil

Moderna y de líneas puras, la Livraria da Vila de Sao Paulo está ubicada en un edificio bastante estrecho de dos plantas. Diseñada por el arquitecto Isay Weinfeld, cada rincón de este lugar mágico invita a leer y a explorar. Pese a que sus dimensiones no son precisamente grandes, parece enorme y está llena de espacios luminosos en los que los libros son protagonistas. Una de las cosas más curiosas es el juego entre espacios que sólo podrás comprobar si la visitas. 

© Leonardo Finotti / Livraria da Vila


18. Words on the Water, Londres, Reino Unido

¿Una librería flotante? ¿Un barco donde se venden libros? Todo esto y mucho más es Word on the Water, una curiosa librería alternativa que viaja por un canal de Londres entre Camden Lock y Paddington. Curiosa como ninguna, es un lugar increíble y a su alrededor suelen organizarse eventos culturales, recitales o conciertos. Si hace bueno, sentarse en el césped junto al canal mientras hojeas un libro podría ser un plan perfecto en Londres. 

© Words on the Water


19. Books ActuallySingapur

La preciosa Books Actually es una librería independiente de Singapur que merece una visita (o dos) aunque no vayas a comprar ningún libro. Están especializados en obras de ficción y literatura pero si por algo destacan es porque todo en ella está cuidado al detalle. Abrieron en 2005 y se han convertido en uno de los rincones más bonitos de la ciudad, llena de rincones y pequeños detalles encantadores que excitan la imaginación. 

© Books Actually


20. American Book CenterÁmsterdamPaíses Bajos

No os dejéis engañar por su fachada severa, The American Book Center en Ámsterdam es tan etérea que os parecerá que entráis en un lugar que no es de este Mundo. Sin estar demasiado desordenada, han conseguido que el espacio sea único y tenga alma. En su interior hay incluso troncos de árboles que rinden un sentido homenaje a los orígenes del papel. Hay libros por todas partes, llegan hasta el techo y se esconden en los rincones. ¿Te atreverás a perderte en su interior?

© American Book Center


21. The Strand BooksNueva York, Estados Unidos

Quizás no sea la librería más estilosa del mundo, pero The Strand Bookstore de Nueva York es un icono. Situada en el número 828 de la calle Broadway en pleno East Village, su eslogan es “18 millas de libros” y si entras te darás cuenta de que le viene como anillo al dedo. Es enorme y su selección de libros de todo tipo es vastísima (superan los 2 millones, ahí lo dejamos). Así que acércate, porque seguro que encuentras algo interesante… Y estar en el mismo lugar en el que trabajó una temporada la cantante Patti Smith vale la pena. 

© The Strand Bookstsore


22. Polare MaastrichtMaastricht, Países Bajos

La librería Polare Maastricht (anteriormente conocida como Selexyz Dominicanen), ha sido nombrada en más de una ocasión como la librería más hermosa del mundo. ¿Dónde si no es posible sumergirse entre libros dentro de una catedral con más de 700 años de historia? Renovada y conservada perfectamente, este templo a la literatura es una verdadera maravilla.

© Bert Kaufmann / Flickr